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Publicado: 29 / 12 /2014

Macri avala a la patota y la mafia inmobiliaria

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La amenaza del diputado macrista Roberto Quattromano a Marcelo Ramal -«la barrabrava te va a romper la cabeza afuera»- ya es objeto de una causa penal. Ramal fue citado por la fiscalía Nº 17 de la Justicia porteña, donde ratificó y amplió su denuncia sobre la patoteada sufrida en la sesión del 11 de diciembre pasado, cuando se debatía la concesión privada de un campo de Golf en la zona de Lugano.

Mías más tarde, declaró como testigo el diputado Pablo Bergel, y lo harán otros diputados y asesores que escucharon la amenaza en los próximos días. La doctora Claudia Ferrero, de Apel, acompañó a la fiscalía el video de la sesión: allí se ha rescatado la voz del agresor profiriendo la amenaza, que dejó registrada en el micrófono de Ramal al acercarse a su banca. Las evidencias, por lo tanto, son concluyentes, y Quattromano debería ser citado a declaración indagatoria.

En respuesta a ello, el PRO ha redoblado los esfuerzos para encubrir al agresor y a sus motivaciones de fondo. Quattromano es el jefe de campaña de Cristian Ritondo, vicepresidente de la Legislatura y uno de los precandidatos macristas a la jefatura de Gobierno. Ritondo y Quattromano, que provienen del PJ de la capital y del duhaldismo, tienen su «núcleo duro» en las zonas de Soldati, Lugano y Mataderos -o sea, allí donde se ha puesto en juego la concesión de Golf que Ramal denunció en la sesión del 11 pasado.

El proyecto que se quiso votar ese día ratifica la entrega de ¡47 hectáreas! para un campo de golf de usufructo privado, en una zona que demanda espacios verdes y educativos de carácter público y, naturalmente, viviendas sociales. La nueva concesión, por 15 años, le implicará un ingreso ridículo a la Ciudad. Para encubrir el negociado, el proyecto de ley contempla un «programa de enseñanza del golf para alumnos de las escuelas de la zona» (sic). Ramal denunció calificó a esa farsa como «asistencialismo inmobiliario», minutos antes de ser amenazado por Quattromano.

La conmoción provocada por nuestra denuncia, y la posterior agresión del PRO, ha dejado en suspenso esta votación leonina. Una semana después, el PRO no se animó a incluir el proyecto en la sesión del día, a sabiendas que el diputado del Frente de Izquiereda vincularía el negociado inmobiliario con la patoteada sufrida.

Todo lo anterior explica la defensa cerrada del PRO hacia el agresor y sus mentores políticos. Está en juego el corazón de una política de privatización del suelo, así como sus jefes -y comisionistas- en el sudoeste de la Ciudad. Para banalizar nuestra grave denuncia, el PRO editó un video injurioso y mediocre contra Ramal. Pero en medio de sus mentiras, el engendro audiovisual sangra por la herida: «acusa», por ejemplo, al legislador del Frente de Izquierda, de «pasarse denunciando los pactos PRO-K», de «hablar demasiado» (sic) o de «no votarnos nada» (sic).

En definitiva, confiesa que nuestra oposición a las políticas del macrismo reviste un carácter sistemático. El macrismo quiere convertir en una estudiantina al grave episodio de la Legislatura. Nosotros, en cambio, lo llevaremos hasta sus últimas consecuencias: si luchamos contra las patotas y los barras, instrumentos de la agresión a los luchadores en los sindicatos y barriadas, lo haremos también en la Legislatura, en defensa del derecho de los diputados obreros y socialistas a luchar contra las mafias inmobiliarias y sus partidos.






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