Portada » Te puede Interesar » La Cebolla, un alimento curativo

Te puede Interesar

La Cebolla, un alimento curativo

Te puede Interesar

Publicado: 11 / 08 /2024

La Cebolla, un alimento curativo

(Te puede Interesar)

La cebolla es uno de los “alimentos que curan” más activos en mayor número de dolencias. Y es que este bulbo comestible es antibiótico, viricida, fungicida, depurativo, laxante, diurético, regulador del azúcar en sangre, expectorante, febrífugo, sedante, cardioprotector, inmunoestimulante, antioxidante y digestivo, purifica la sangre, mejora la circulación, estimula la producción de colesterol bueno, tonifica el organismo y hasta previene el cáncer, entre otras propiedades. Y además es nutritiva, sabrosa y versátil en la cocina ya que puede ingerirse cruda, asada, a la plancha o frita además de en zumo. Lo que sin duda la convierte, junto al ajo, en una de las hortalizas más sanas y populares del mundo.

Pocos alimentos presentan tantas virtudes a bajo precio como la cebolla. Tan completa como el ajo -de la que es prima hermana- esta hortaliza es conocida y valorada ya desde la antigüedad tanto por sus propiedades nutricionales como por las curativas al punto de que está documentado que durante la Edad Media se utilizaba como forma de pago y como regalo de bodas.

Su origen no se conoce con exactitud. Se cree que puede proceder de Asia pero hay quienes opinan que es originaria del norte de África. De lo que sí hay certeza es de que ya fue mencionada en escritos y obras de sumerios y caldeos. También hay referencia a ella en los antiguos jeroglíficos de la primera dinastía de los faraones de Egipto –3.200 años antes de Cristo- en los que se la cita como ofrenda en sacrificios o funerales. En cualquier caso fueron los romanos quienes introdujeron su cultivo en el resto de los países mediterráneos y desde entonces no ha faltado en las despensas y mesas de medio mundo por su especial sabor y porque enriquece todas las comidas en las que se usa ya sean sopas, aderezos, ensaladas, pescados, salsas, aves, carnes, mariscos, etc.

Lo ideal es comerla cruda pues -como ocurre con muchos alimentos- las altas temperaturas destruyen parte de sus componentes esenciales. Ahora bien, quienes tengan el estómago delicado o no la toleren bien por su contenido en compuestos azufrados pueden dejar la cebolla macerando en aceite de oliva durante la noche ya que ello hace que luego no pique conservando todas sus propiedades nutricionales. Que son muchas como veremos a continuación.

SANA Y NUTRITIVA

Algunos autores consideran la cebolla un alimento nutricionalmente más completo aún que su pariente el ajo. Y sea o no así lo cierto es que contiene una serie de principios que sin duda la convierten en un alimento realmente fundamental para mantener y recuperar la salud. Y es que además de agua -casi el 90% de su composición- y fructosanas -los azúcares responsables de su acción diurética cuya cantidad depende de la variedad de cebolla- este popular bulbo está compuesto por:

-Aceites esenciales. Contiene dos: el disulfuro de alilpropilo –similar al disulfuro de alilo del ajo- y el metil-aliltrisulfato. El primero es el aceite volátil que provoca el lagrimeo al partir la cebolla y a él se atribuyen gran parte de sus propiedades terapéuticas ya que es hipoglucemiante, expectorante, antiséptico, antifúngico, anticoagulante, hipotensor y analgésico además de inhibir el desarrollo de tumores dérmicos y haber demostrado actividad antimutagénica en algunos cánceres inducidos en ratas. En cuanto al metil-aliltrisulfato se ha constatado queevita la agregación plaquetaria, es hipocolesterolemiante e incrementa los niveles de colesterol “bueno” en sangre.

-Minerales y oligoelementos. La cebolla contiene potasio, fósforo, magnesio, calcio, sodio, azufre y, en cantidades menores, hierro, manganeso, zinc, cobre, níquel y selenio. El potasio, imprescindible en la transmisión y generación de los impulsos nerviosos y en la actividad muscular, interviene además en el equilibrio acuoso celular. De ahí que precisamente la elevada aportación de potasio de la cebolla y la baja cantidad de sodio favorezca la eliminación del exceso de líquidos en los distintos tejidos y sea beneficioso en casos de hiperuricemia. Es más, el consumo habitual de cebollas frescas evita la acumulación de ácido úrico en el organismo por lo que su ingesta es beneficiosa en caso de dolores musculares, gota, hidropesía, cálculos renales, hipertensión, retención de líquidos y oliguria.

Por su parte, el fósforo juega un papel importante en la formación de huesos y dientes y en el trabajo intelectual al igual que el magnesio sólo que éste, además, se relaciona con el funcionamiento de intestinos, nervios y músculos, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante. En cuanto al calcio es imprescindible para el sistema músculo-esquelético, el azufre regenera la piel y el sistema nervioso, y el selenio ha demostrado poseer propiedades antioxidantes y anticancerígenas.

-Vitaminas. Las cebollas son ricas en vitaminas del grupo B que intervienen en la producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis de material genético y en la formación de anticuerpos del sistema inmune además de en el adecuado funcionamiento del sistema nervioso. También contiene vitaminas E y C, ambas de acción antioxidante. Esta última interviene además en la producción de colágeno, glóbulos rojos, huesos y dientes, favorece la absorción del hierro de los alimentos y aumenta la resistencia frente a las infecciones y enfermedades estacionales, entre otras propiedades.

-Aminoácidos. La cebolla contiene aminoácidos no esenciales como el ácido glutámico, la arginina y la glicina, un aminoácido esencial como la lisina y además cierta cantidad de aliína, uno de los compuestos azufrados que mediante la acción de la enzima aliinasa se transforma en alicina, sustancia de contrastadas propiedades antimicrobianas, hipoglucemiantes, hipolipemiantes, antioxidantes, antitrombóticas y antitumorales.

-Fibra. Gracias a su elevado contenido en fibra la cebolla aporta sensación de saciedad tras su consumo y mejora el tránsito y la función intestinales.

-Antioxidantes. En buena medida las propiedades medicinales de la cebolla se deben a su riqueza en antioxidantes destacando los flavonoides de los que son una fuente natural abundante. Hablamos de compuestos aromáticos presentes en casi todos los vegetales comestibles a los que se atribuye una poderosa acción protectora contra los trastornos cardiovasculares hasta el punto de estar comprobado que el riesgo de fallecer debido a un problema cardiaco se reduce considerablemente entre quienes comen cebolla a diario. Es más, se sabe que los flavonoides previenen los problemas circulatorios, protegen los capilares, inhiben la agregación de las plaquetas que producen los peligrosos coágulos sanguíneos, fluidifican la sangre y previenen la oxidación del colesterol evitando así que se almacene en las arterias. Se les atribuye asimismo actividad terapéutica contra los tumores localizados en la piel, el colon y las mamas.

Los flavonoides que la cebolla contiene en mayor cantidad son las antocianinas y la quercetina, sustancia esta última que además de proteger los capilares sanguíneos tiene propiedades diuréticas, antialérgicas y antiasmáticas, y, que según estudios de la Universidad Queen’s de Irlanda y de la Universidad de Agricultura de Wageningen (Holanda), “reduce el daño de las células y los tejidos del organismo”.

-Compuestos azufrados. La cebolla es rica en compuestos azufrados –entre ellos, la alicina, de la que ya hemos hablado- que forman parte de su aceite esencial y que son los responsables de su característico olor y sabor picante. Estos compuestos actúan sobre las vías respiratorias mejorando la expectoración. También han mostrado tener –al menos en modelos experimentales- un efecto protector de la piel y del hígado frente a la inducción de sustancias cancerosas. Otros compuestos sulfurados de la cebolla, los tiosulfinatos, tienen propiedades antiasmáticas y antiinflamatorias.
La cebolla contiene asimismo glucoquinina, sustancia que activa la función pancreática, lo que la hace útil en el tratamiento de la diabetes-, adenosina -que regula la disponibilidad y utilización del oxígeno por distintos tejidos del organismo-, ácido tri-hidroxi-octadecenoico -vasodilatador, antiácido, inhibidor de la lipólisis y movilizador de los hidratos de carbono-, pectina –fibra natural no absorbible por el organismo idónea pues para un mejor tránsito intestinal- y enzimas digestivas –diastasas y oxidasas- si bien ya en pequeñas cantidades. Su bajo contenido en azúcares, grasas y calorías la convierten además en una aliada para quienes quieran perder peso.

UN ALIMENTO QUE CURA

La cebolla ocupa por derecho, en suma, un puesto de honor entre esos pocos alimentos a los que se reconocen propiedades curativas. En el caso de este bulbo, como el lector puede comprobar en los recuadros adjuntos, el listado de sus propiedades e indicaciones es realmente extenso. Y es que está comprobado que además de lo dicho:

-Protege el corazón y el sistema circulatorio.

Esta hortaliza es uno de los más poderosos cardioprotectores que existen en la naturaleza siempre que se ingiera de forma habitual. La razón es la presencia en ella de aliína -presente en menor cantidad que en el ajo- lo que la otorga propiedades antitrombóticas al fluidificar la sangre y prevenir la arteriosclerosis y la hipertensión. Por otro lado, la cebolla ayuda a reducir los niveles de colesterol “malo”, eleva los valores del “bueno”, mantiene la elasticidad de las arterias y limpia la grasa de sus paredes evitando que se endurezcan y produzcan crisis cardiacas e, incluso, infartos. De hecho, según un estudio de la Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos) comer una cebolla mediana al día reduce el riesgo cardiovascular y el colesterol en un 15%. Y otro tanto ocurre con los triglicéridos cuya acumulación también compromete el adecuado funcionamiento de este sistema.

-Ayuda a los diabéticos.

Según recogeJuan T. Copán en su libro La salud por el ajo y la cebolla (Abraxas, 1999), “el consumo habitual de cebolla fresca reduce las tasas de azúcar en sangre a la vez que estimula la segregación del jugo pancreático, es decir, que ayuda a eliminar los tóxicos de los azúcares y a asimilar mejor sus virtudes. De hecho algunas de las fructosas utilizadas en los alimentos tolerados por los diabéticos provienen de cebollas dulces”. En suma, la cebolla –y más en concreto la glucoquinina que contiene y a la que se conoce como la insulina vegetal- ayuda a reducir el exceso de azúcar en sangre por lo que su consumo no sólo previene la diabetes sino que es un excelente alimento para quienes ya padecen la enfermedad. Y no es la única forma en la que la cebolla ayuda a los diabéticos: también lo hace al evitar la formación de fermentos en el estómago, la orina y la sangre reduciendo así los mareos que suelen sufrir de forma habitual.

-Favorece la digestión.

La cebolla estimula asimismo el hígado, la vesícula y el páncreas además de favorecer las funciones del estómago. Se sabe asimismo que sus azúcares y la quinina que contienen estimulan el apetito, que tiene un suave efecto neutralizador de los ácidos, que su ingesta –especialmente en crudo- activa la secreción de los jugos gástricos y que favorece la adecuada salud de la flora intestinal. A este respecto se ha comprobado que su consumo inhibe la putrefacción intestinal –lo que disminuye la formación de toxinas y facilita la función de los intestinos- y contribuye a eliminar y expulsar los fermentos e impurezas que se forman tras la digestión favoreciendo no sólo al sistema digestivo sino al organismo en general. Funciona muy bien en casos de estreñimiento, diarrea y colitis y, según Copán, su consumo en crudo durante un par de días es suficiente para regular las deposiciones. Además, al nutrir y fortalecer la sangre y contener hierro, fósforo y otros minerales es muy útil en casos de anemia.
Eso sí, a pesar de sus muchas propiedades deberán evitar su consumo quienes padezcan acidez estomacal, tengan el estómago delicado o sean propensos a sufrir flatulencia o meteorismo.

-Fortalece las defensas.

Como ya se ha mencionado su contenido en compuestos azufrados hacen de la cebolla uno de los remedios naturales más eficaces para combatir procesos infecciosos ya sean del aparato respiratorio o del digestivo merced a sus aceites esenciales, especialmente el disulfuro de alilpropilo -de conocidas propiedades bactericidas en especial sobre estreptococos y estafilococos- y fungicidas aunque también ayuda a eliminar muchos virus o a evitar su desarrollo como ocurre en el caso del herpes. Es útil además como antiséptico cuando se usa de forma tópica. Por otra parte, aumenta la producción de glóbulos rojos y blancos lo cual hace que se eleve la eficacia defensiva de nuestro organismo.

-Es diurética..

La cebolla tiene propiedades diuréticas que la hacen muy apropiada para las personas con tendencia a retener líquidos ya que facilita la actividad excretora de los riñones y aumenta la secreción urinaria. Por eso se considera muy adecuado su consumo en casos de reumatismo, gota, cálculos renales, hipertensión, hidropesía, edemas, problemas de vejiga o de próstata, etc. Tiene además un claro efecto alcalinizante del organismo.

-Previene el cáncer.

Estudios recientes parecen asociar el consumo de cebolla –muy rica en antioxidantes, como hemos mencionado anteriormente- con la inhibición del cáncer. Concretamente, los compuestos azufrados podrían evitar la aparición de células cancerosas en el estómago. También la quercetina parece resultar útil en la prevención del cáncer por sus efectos antioxidantes. Y ese mismo papel jugaría el selenio que contiene ya que este mineral ha demostrado poseer propiedades anticancerígenas. Además las estadísticas que arrojan distintos estudios muestran resultados inapelables: quienes consumen abundante ajo y cebolla tienen menos riesgo de desarrollar cáncer de piel, estómago, hígado, colon, mama, pulmones y cuello de útero. Y los afectados de leucemia también se benefician de su consumo porque hace aumentar los niveles de glóbulos rojos y blancos en el torrente sanguíneo.

-Reduce las reacciones alérgicas y asmáticas.

La quercetina es eficaz para disminuir las reacciones alérgicas. Además los efectos de la cebolla sobre el asma están bien documentados y su riqueza en tiosulfinatos alivia la constricción de los bronquios y facilita la expectoración de las mucosidades bronquiales.

-Beneficia a la mujer.

La cebolla es emenagoga, es decir, regula las menstruaciones y tiene una notable acción benéfica sobre la flebitis puerperal. Evita asimismo la formación de coágulos en la sangre lo cual la convierte en un alimento recomendable para las mujeres que toman anticonceptivos.

-Remedio para dolencias respiratorias.

Es un buen remedio para algunos trastornos del aparato respiratorio ya que facilita la expectoración, calma la tos y limpia las vías respiratorias al tiempo que alivia su irritación. De hecho es una de las curas más tradicionales, efectivas y reconocidas para resfriados, gripes, catarros, bronquitis, congestiones nasales, estornudos, amigdalitis, faringitis, tos, asma, etc. Además es un buen febrífugo y, por todo ello, muchos profesionales siguen recomendando cortar una cebolla grande por la mitad y dejarla junto a la cama para notar alivio cuando tenemos resfriados, dificultad para respirar o mucha tos.

-Es útil en afecciones de carácter nervioso.

Por su contenido en fósforo, azufre y vitaminas del complejo B se recomienda tomar mucha cebolla a quienes estén atravesando por periodos de depresión, agotamiento nervioso o insomnio.

-Eficaz contra la impotencia.

Según recoge Juan T. Copán en el libro antes citado la cebolla coadyuva en la impotencia masculina por su capacidad como reconstituyente sanguíneo ayudando a que la irrigación del pene sea mejor; de ahí que se la considere afrodisíaca.

-Protege la piel.

Los compuestos azufrados de la cebolla están especialmente indicados también para mantener una piel sana. Asimismo, se emplea de forma tópica para disminuir las arrugas de la cara, eliminar el acné, estimular el folículo piloso, eliminar la caspa, conservar el cabello, desinfectar heridas y mordeduras o picaduras de animales, etc.

SIEMPRE EN LA DESPENSA

¿Comprende ahora el lector la recomendación de incluir a diario cebollas -mejor crudas- en nuestra dieta? Pues procure que no falte en su despensa ya que es en ella donde debe conservarlas y no en el frigorífico.Eso sí, aguantarán más tiempo si se colocan -sin amontonar o apretar- en una cesta, en un lugar seco y ventilado, y sin que las dé la luz directamente. Otra forma de conservarlas más tiempo sin que se ablanden ni empiecen a salir brotes en ellas es envolviéndolas en papel de aluminio.
Un último consejo: el mejor método para no llorar al picar la cebolla es mojarla antes en agua caliente. Pélelas pues bajo el chorro del agua o sumérjalas previamente en un recipiente con agua caliente. También puede untar con vinagre el filo del cuchillo que vaya a utilizar. Y para neutralizar el olor que puede dejar en la piel lo mejor es enjuagarse luego las manos en agua con un poco de limón o vinagre.





Esta página ha sido visitada
veces