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La Boca

La Boca y la revolucion de comienzo de siglo

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Publicado: 29 / 07 /2017

La Boca y la revolucion de comienzo de siglo

(La Boca)

Hacia finales del siglo XIX la corrupción y el desgobierno eran características principales de la administración del Presidente Juárez Celman, pero hubo una reacción moral por parte de los sectores opositores. Nació la Unión Cívica de la Juventud en setiembre de 1889, agrupación que contó desde sus inicios con el beneplácito del doctor Leandro N. Alem y que en pocos meses se convirtió en Unión Cívica bajo la presidencia de éste último y que contaba entre sus partidarios y dirigentes a figuras prestigiosas como Bartolomé Mitre, Bernardo de Irigoyen, Aristóbulo Del Valle, Marcelo de Alvear, Francisco Barroetaveña, José Manuel Estrada, Vicente Fidel López, Hipólito Yrigoyen y Pedro Goyena, entre otros.

Desde La Boca del Riachuelo, el Club Independiente de San Juan Evangelista que presidía el prestigioso vecino y empresario teatral Rufino Pastor se sumó a la Unión Cívica en un acto celebrado el 15 de diciembre de 1889 en el teatro Ateneo Iris -propiedad de Pastor- ubicado en la avenida Brown 1377. En el acto hablaron Francisco Barroetaveña, Emilio Gouchon, y nada menos que el ex Presidente Mitre, figura de gran predicamento entre los boquenses.

Alem no pudo concurrir a su inauguración por motivos de salud, aunque envió una conceptuosa carta en la que manifestaba aplaudir “con toda la efusión de mi alma la digna actitud de ese noble y viril vecindario y el patriótico entusiasmo con que vienen a ocupar su puesto en las filas de los altivos e independientes”.

Desde entonces hubo entre Alem y los boquenses, en gran medida gracias a Pastor, algo más que una relación. Fue un auténtico romance; de esos que se dan en forma espontánea entre un líder y su pueblo. Dice Hebe Clementi en “De La Boca…un pueblo” que esta barriada experimentó por el fogoso tribuno una profunda adhesión.

Ello explica en gran medida que al estallar la revolución, varios centenares de vecinos de La Boca fueran al Parque de Artillería aquella mañana del 26 de julio de 1890 para luchar por su derecho al voto. La Revolución del 90 tuvo fuerte repercusión en la vida boquense.

Efectivos de la entonces comisaría seccional 20 de la policía, silenciosos y cabizbajos, equipados con cartucheras, bayonetas y remington fueron subidos al tren en la estación general Brown, de Olavarría y Garibaldi para ser conducidos a engrosar las fuerzas represivas al mando del Coronel Alberto Capdevila, muchos de ellos no regresaron vivos.

José M. Brignone cuenta en «Evocaciones Boquenses» que las noches del 26 y 27 de julio la Vuelta de Rocha presenció “un espectáculo único en su historia, pletórico de inquietudes y de zozobras. Todas las ventanas de las casillas de madera que formaban ya compacto núcleo, se habían convertido al parecer en cantones: aquellos viejos revólveres y pistolas que acompañando al cuchillo o la navaja formaban el equipo infaltable de todos los inmigrantes obreros de puerto que sin familia vivían de a cuatro o cinco en una pieza habitación, salieron a relucir al amparo de la ausencia o vigilancia policial y durante largo rato hasta agotar las municiones, innúmeros fogonazos y formidables estampidos, ofrecieron involvidable espectáculo de peligrosa pironectnia y de diversión imprudente”.

Luego de tres días de enfrentamientos, los revolucionarios capitularon y el presidente Juárez Celman renunció, siendo reemplazado por el vicepresidente Pellegrini. La revolución dejó un alto saldo de muertos y heridos. Los boquenses, con su legendario espíritu solidario, recurrieron la organización de festivales y eventos para recaudar fondos en beneficio de las víctimas de aquél episodio.

Diego Barovero –  Autor de «Caudillos y protagonistas políticos en La Boca del Riachuelo».






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