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Jesica Marino, la bailarina de  Barracas que triunfa en el exterior

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Publicado: 18 / 06 /2018

Jesica Marino, la bailarina de Barracas que triunfa en el exterior

(Barracas)

A los 5 años se enamoró de la danza. Pasó por distintos estilos hasta convertirse en profesora de árabe. Allí encontró su lugar en el mundo y creció en él. Recientemente formó parte del cuerpo de baile en un video clip que se grabó en India, pero nada la detiene. Ella va por más, adentrándose en un mundo nuevo y lleno de posibilidades.

Jésica Marino es una bailarina árabe nacida en el barrio de Barracas. Allí, en una escuela especializada conoció y empezó tomarle el gustito al estilo. Más adelante, hace apenas tres años se perfeccionó en la Academia de Yamil Annum. De la mano de este bailarín se recibió como profesora. Y desde ese momento sus presentaciones fueron tomando cada vez más relevancia hasta que la convocaron para participar de una gira en India.

Jésica Marino una bailarina árabe nacida en el barrio de Barracas

La decisión no fue sencilla. Renunció al trabajo y se aventuró en este sueño. El 28 de diciembre del año pasado partió junto a Natali Fisz hacia el país del que poco sabía, pero que le abrió las puertas a una realidad no imaginada.

Llevaba consigo temores, preocupaciones y sueños. Los primeros se disiparon rápidamente, aunque reconoce que vivió algunas situaciones que la llevaron a dudar sobre lo que podría pasarle. Sin embargo, en una nota con Noticias del Barrio, destaca todas las cosas positivas que vivió allí, lo aprendido y sus ganas de volver pronto.

«En diciembre del año pasado recibimos una invitación para ir a realizar shows a India. Ya la había recibido hace unos dos años, pero por desconfianza no acepté. Sin embargo en esta oportunidad la invitación llegó por intermedio de una bailarina ucraniana muy conocida. Eso nos dio más confianza. Viajamos y me quedé hasta el 18 de abril» relata la bailarina porteña. Allí se encontró con una cultura de la que sabía poco, con varias cosas que la sorprendieron para bien y otras que no tanto.

Pudo palpar la gran diferencia socio-económica. Allá la contrataban familias adineradas, pero en la calle veía a madres e hijos pedir para comer. «Hay mucha pobreza. Además, a veces no había luz y el agua para bañarse duraba 3 minutos. Eso me hizo valorar mucho lo que tenemos acá» relató Jésica y añadió que «está la gente que tiene mucha plata, y la que no tiene nada».

Justamente esas familias que cuentan con mayores ingresos son quienes la contrataban. En India los artistas extranjeros son codiciados y bien vistos. Si bien la mayoría son de origen ruso, las bailarinas argentinas también imponen su talento y carisma. “Hacíamos presencias principalmente en casamientos. En esos eventos el artista internacional acompaña a la novia y al novio, con vestimentas típicas. O dábamos la bienvenida a los invitados vestidas de flor (un vestido largo lleno de flores) o de sirenas” destaca.

Jesica MarinoDurante toda su estadía, la agenda de trabajo estuvo siempre muy cargada: “A los casamientos íbamos a bailar o a hacer presencias. Íbamos para todos lados. A veces nos tocaba viajar en avión o más de 15 horas en auto”. Y todo eso se hacía lidiando con el idioma, las costumbres y la comida. Ella llegó a India no sabiendo hablar inglés y aún menos hindi (las lenguas oficiales en el país asiático). También tuvo que adaptarse a las comidas, puesto que allá todo es picante: “Al principio no podía comer porque todo es muy picante, ¡hasta los jugos!”. Pero cada nueva experiencia valió la pena.

Todo lo aprendido le sirvió. Y gracias a ello desde una productora contactaron a su manager para que ella participara de un videoclip: “El protagonista era un cantante y actor muy conocido allá, y la filmación formaba parte de una película. Buscaban modelos y bailarinas” relata Jésica. En esa oportunidad debió acudir sola a la convocatoria. Natali, quien viajó junto a ella ya había regresado a Argentina, pero durante la filmación tuvo la oportunidad de conocer a otra argentina que también había sido convocada. Como ocurría en otros ambientes, allí “la mayoría de las chicas eran rusas”.

Además del plano laboral, ese que la convoca a regresar dentro de unos meses, a nivel personal fue de mucho crecimiento. El estilo de vida distinto la llevaron a valorar muchas cosas y a comprender que “tenemos un ritmo de vida más acelerado”. Pero todo crecimiento es positivo. Y ahora sus proyectos cambiaron. De pensar en algún show o presentación, ahora planea retornar “para el inicio de la temporada, que se da en octubre y se extiende hasta febrero”.

Allá su vida fue totalmente distinta. Algunas situaciones que se dieron durante su estadía continúan sorprendiéndola al relatarlas: “La gente es muy buena. Como no sabía hablar inglés, cuando tenía que pedir un taxi, a veces no me entendían. Entonces salía a la puerta y le daba el teléfono a cualquiera que pasara y me ayudaban. Eso me sorprendió. La inseguridad no es lo mismo que acá. Una vez estaba viajando en un tuc-tuc, que son una especie de taxis pero más chiquitos, y me quedé sin crédito. El que manejaba paró, se llevó el teléfono, cargó saldo y volvió a entregármelo a los 5 minutos”.

Más ducha con las costumbres y el estilo de vida. Jésica se prepara para una segunda temporada. Se prepara para redoblar el esfuerzo porque entiende que vale la pena hacerlo. Que sus sueños están cada vez más cerca y es por eso que continuará bailando hasta alcanzarlos.

Aceptar la oferta significaba un cambio de vida

Sin duda la decisión no fue sencilla. Viajar a India y establecerse allí por más de un trimestre conllevaba una gran responsabilidad. Por un lado había que afrontar el desafío, lejos de la familia y las amistades. En un lugar nuevo y desconocido, con costumbres distintas y en el que se habla un idioma distinto. Por otro lado, había que hacer sacrificios y dar un salto de fe. Renunciar al trabajo en una época en la que conseguirlo y mantenerlo no es nada sencillo.

Pero nada la achicó. Jésica siempre fue conciente de todo esto y tomó sus decisiones tras una larga meditación. Convencida de lo que hacía y de que estaba dando un paso adelante en el camino correcto. Ese que la lleva en dirección a sus sueños: “Mi familia no lo tomó bien porque les daba miedo que me pudiera pasar algo estando sola. Más allá de que iba a estar con mi compañera, eran muchas horas de diferencia y no tenía a mi familia cerca. Además tenía que adaptarme a otra costumbre y al idioma. No se hablar inglés y, en India se habla hindi o inglés. La chica que fue conmigo si habla perfectamente, pero no íbamos a estar siempre juntas”.

Lo que la aguardaba allá, al otro lado del mundo era, a medias, una incógnita, pero lo que dejaba atrás era una realidad. “Para irme tuve que renunciar al trabajo y alejarme de mi familia. El único que me apoyó fue mi hermano, que me decía que me la juegue. Mi mamá tenía mucho miedo, además tenía temor por lo laboral. Renuncié a una empresa en la que estuve durante 7 años” nos cuenta la ex alumna del Instituto Zaccaría.

Sus comienzos con la danza

A Jésica le interesaron las danzas desde muy chica. «A los 5 años empecé en una escuela de danza clásica en Barracas. Hice muestras y bailé en teatros, pero después me dediqué a la gimnasia artística» explica la joven artista.

En 2006, durante su último año de secundaria, empezó a hacerse de las primeras «armas» en la disciplina que la terminaría enamorando. «Ese año empecé a bailar árabe en una escuela del barrio, en Árabe Contemporaneo Nayyah, y estuve allí hasta el 2010. Después permanecí dos años más en el ballet de la escuela», nos cuenta al tiempo que añade: «En 2013 me dediqué a hacer shows en cumpleaños, eventos, fiestas empresariales, casamientos, etc. con Natali Fisz, otra egresada de la escuela».

Pero los cambios más significativos en su carrera artística llegaron tras una decisión clave. «En 2014 decidí ir a una academia porque estaba muy interesada en la danza. Me inscribí con un bailarín que es muy reconocido, Yamil Annum, y tiene Academia en otros países. Me nivelé y me colocaron en cuarto año, así que en 2015 terminé quinto y me egresé como profesora».

Allí comenzó una nueva etapa: «Empecé a dar clases y bailé en sus muestras anuales que se hacen en el Teatro Astral. Paralelamente venía haciendo shows con Natali».





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