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Publicado: 23 / 01 /2014

Conflicto en la Fábrica Bolo

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La tensión entre los obreros de la textil y la empresa sigue en aumento. Este jueves mantuvieron una reunión en la sede del Ministerio de Trabajo ante la falta de respuestas de la patronal por el incumplimiento de pago de sueldos y la desregulación de los puestos de trabajo. Pasadas las 20 hs, las marcas pidieron un cuarto intermedio en la negociación. Se presentó la patota del SOIVA para amedrentar a los trabajadores.

Una hora después, las empresas ofrecieron pagar casi la totalidad de la deuda -740 mil de los casi 770 mil pesos que les deben- ofreciendo el 25 % en efectivo a pagar el jueves 30, y el resto en ocho pagos quincenales. A cambio exigieron que los trabajadores firmen un compromiso de no iniciar ninguna acción legal. Los trabajadores en asamblea expresaron su desacuerdo y exigieron el 50 % del pago en efectivo y adelantado.

Las empresas ofrecieron el 35 %, propuesta que fue aceptada por la mayoría de los trabajadores, quienes solicitaron además una mesa de negociación para discutir la continuidad laboral. Las empresas ofrecieron discutirlo mañana viernes, por lo que la comisión volvió a subir al Ministerio de Trabajo para lograr un acuerdo, pasadas las 22.

Los trabajadores de la textil Bolo, que confecciona productos de las marcas Montagne, Prestige y Cheeky, mantienen una reunión con la patronal en la sede de la calle Callao del Ministerio de Trabajo de la Nación, aguardando una resolución por sueldos adeudados desde hace meses y una normalización de las labores. El conflicto lleva más de 45 días entre negociaciones y acciones de protesta, y no se sabe aún qué acciones pueden seguir en caso de que el diálogo fracase.

La fábrica ubicada en el barrio porteño de Parque Patricios mantiene a los 85 obreros de su planta sin el cobro de los sueldos desde hace 3 meses y no hay seguridad de la continuidad de los puestos en el futuro.

Durante las últimas semanas, los trabajadores junto a sus familias acamparon en la puerta de la textil y sufrieron la represión conjunta de la policía y gendarmería. Los trabajadores denuncian la complicidad en la explotación laboral de las marcas para las que Mónica Bolo es proveedora, y que la patronal es recurrente en este tipo de estafa e incumplimiento hacia los obreros que emplea, quienes además comenzaron sus funciones en negro.

La empresa había acordado un arreglo a las exigencias laborales durante una reunión sostenida en el Ministerio de Trabajo, pero lo incumplió e intentó vaciar la fábrica, algo que pudo impedir la rápida acción de los trabajadores organizados.






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